sábado, 29 de octubre de 2005

sobre el tiempo...


La próxima madrugada entramos en el horario de invierno (tendré una hora más para dormir!); aparte de la polémica habitual sobre la conveniencia de los cambios de hora que suele desatarse cada vez que se acerca uno de ellos, a mí me sugiere esta vez una reflexión entre científica y filosófica sobre la naturaleza del tiempo (no en vano acabo de finalizar la relectura de "Historia del Tiempo: Del Big Bang a los Agujeros Negros", obra maestra de Stephen W. Hawking que recomiendo encarecidamente). Tema apasionante... y muy inquietante! Atención a este pequeño extracto del libro mencionado:

"Nuestras concepciones sobre la naturaleza del tiempo han cambiado con los años. Hasta comienzos del siglo XX la gente creía en el tiempo absoluto. (...) Sin embargo, el descubrimiento de que la velocidad de la luz resultaba ser la misma para todo observador, sin importar cómo se estuviese moviendo éste, condujo a la teoría de la relatividad, y en ésta tenía que abandonarse la idea de que había un tiempo absoluto único. En lugar de ello, cada observador tendría su propia medida del tiempo, que sería la registrada por un reloj que él llevase consigo: relojes correspondientes a diferentes observadores no coincidirían necesariamente. De este modo, el tiempo se convirtió en un concepto (...) relativo al observador que lo medía.

"Cuando se intentaba unificar la gravedad con la mecánica cuántica se tuvo que introducir la idea de tiempo "imaginario", indistinguible de las direcciones espaciales. (...) Esto significa que no puede haber ninguna diferencia importante entre las direcciones hacia adelante y hacia atrás del tiempo imaginario. (...) Las leyes de la ciencia no distinguen entre el pasado y el futuro"...

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