
317 Resbala una pena dolorosa e irremediable sobre el caserío albayzinero y sobre los soberbios declives rojos y verdes de la Alhambra y Generalife... y va cambiando sin cesar el color y con el color cambia el sonido...
Federico García Lorca, Granada.
Noviembre de 2004, un día después de mi cumpleaños. Me regalo un paseo por las callejas del Albayzín, entre tapias y muros que encierran leyendas y evocan el misterio de otro tiempo. Y aunque me he perdido por ellas decenas de veces, siempre pienso que es la primera.
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