
Sobre el tejado del cuerpo principal de la basílica puede uno tomar un respiro, un trago de agua (¿bendita?) o visitar al señor Roca (¡aquí será Rouco!). Bien es cierto que se aconseja subir a la Cúpula al atardecer, cuando la luz es más suave y la vista más nítida, pero qué le vamos a hacer, la agenda manda.

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